Para muchos hogares en México, cerrar el mes sin preocupaciones se ha convertido en un verdadero desafío. El uso constante de tarjetas de crédito y préstamos personales se ha disparado, y con ello aumentan las tasas de interés y el estrés financiero. A través de este artículo exploraremos las causas de esta dependencia, los riesgos asociados y, sobre todo, estrategias prácticas y accesibles para recuperar el control de tus finanzas.
Hasta julio de 2024, el número de tarjetas de crédito en circulación en el país ascendía a 35.5 millones, es decir, 2.5 millones más que el año anterior. Durante ese período, los créditos al consumo crecieron un 18.7% y las tarjetas de crédito un 13.5%.
La tasa efectiva promedio ponderada de las tarjetas en 2024 fue del 24.6%, aunque casi el 30% del saldo se otorgó a tasas superiores al 50%.
La tendencia principal desde 2022 muestra que gran parte de estos créditos se destinan a gastos básicos diarios y a liquidar deudas anteriores, generando un círculo vicioso.
Para entender el origen de este fenómeno, vale la pena analizar varios factores interrelacionados:
De acuerdo con la Condusef, antes de solicitar un crédito es esencial restar del ingreso mensual los gastos fijos, el ahorro y las deudas vigentes, para determinar cuánto se puede destinar de forma responsable.
Vivir al día con recursos prestados implica varios peligros:
Cada uno de estos puntos merma la tranquilidad financiera, eleva la ansiedad y limita la capacidad de inversión a mediano y largo plazo.
Romper con la dependencia del crédito requiere disciplina, compromiso y un plan claro. A continuación, algunas acciones concretas:
1. Diagnóstico financiero completo. El primer paso es listar todos tus ingresos, gastos fijos, variables y deudas. Con esta radiografía podrás identificar fugas de dinero y ajustar prioridades.
2. Elaboración de un presupuesto realista. Asigna montos específicos a cada categoría (alimentación, transporte, servicios, ocio) y establece un límite máximo para gastos discrecionales. Incluye siempre una partida mínima de ahorro.
3. Creación de un fondo de emergencias. Aunque sea modesto, destina cada mes un porcentaje fijo (5-10% del ingreso) a un depósito separado. Con el tiempo, este fondo evitará que vuelvas a usar la tarjeta en imprevistos.
4. Pago sistemático de deudas. Prioriza las que tengan las tasas más altas. Puedes aplicar el método de la bola de nieve (liquidar primero la deuda más pequeña) o el de avalancha (atacar la de mayor tasa), según tu perfil.
5. Ajuste de estilo de vida. Identifica gastos superfluos: suscripciones que no usas, comidas fuera de casa constantes, etc. Sustitúyelos por alternativas más económicas o elimina los que no aportan valor real.
6. Educación financiera continua. Aprovecha recursos gratuitos en línea, talleres de la Condusef o webinars de Banxico. Conocimiento es igual a poder y te ayudará a tomar decisiones informadas.
7. Generación de ingresos extra. Busca fuentes secundarias como ventas por internet, servicios freelance o actividades temporales que aporten liquidez adicional sin comprometer tu tiempo y salud.
Superar la dependencia del crédito no solo implica saldar deudas, sino también cambiar hábitos y mentalidades. Algunos consejos para mantener la estabilidad a largo plazo:
A medida que consolides estos hábitos, notarás una mayor confianza en tu manejo de recursos, menor estrés y la posibilidad de planear proyectos de vida sin depender de préstamos.
La libertad financiera está al alcance de todos, pero requiere un primer paso: tomar las riendas de tu dinero y comprometerte con un plan. Hoy es el mejor día para iniciar tu diagnóstico, ajustar tu presupuesto y dar forma a tu fondo de emergencias.
Recuerda que pequeños cambios constantes pueden generar grandes resultados. Con disciplina y visión, pronto podrás cubrir el mes con tus propios ingresos y disfrutar de una vida económica más saludable.