En 2025 el sector inmobiliario global experimenta un nuevo impulso tras la corrección de valoraciones y la estabilización de tipos.
Las cifras proyectan un volumen de inversión cercano al billón de dólares, con regiones clave mostrando un dinamismo sin precedentes.
La inversión inmobiliaria internacional presenta un crecimiento sostenido del mercado global, estimado en un 15% interanual. Según Savills, las transacciones podrían superar los 747.000 millones de dólares de 2024 para alcanzar casi un billón en 2025.
Las proyecciones a medio plazo sitúan el volumen mundial en 1,38 billones de dólares para 2027, impulsado por la confianza de inversores institucionales y la reactivación económica.
En Europa Occidental, donde se concentra el 41% del capital, se prevé un avance de la inversión entre el 10% y el 12%. Alemania, Francia, España y países nórdicos lideran este repunte, favorecidos por la recuperación de la demanda y la llegada de nuevos fondos internacionales.
El mercado español podría superar los 11.000 millones de euros en 2025. Sectores como el build-to-rent, la logística de última milla y el retail prime destacan por su atractivo, generando oportunidades tanto para grandes inversores como para operadores locales.
La creciente necesidad de vivienda en alquiler y la escasez de oferta han impulsado proyectos de rehabilitación, reconvirtiendo edificios vacíos en activos de alto rendimiento.
La reducción del euríbor a 2,143% en abril de 2025, frente al 3,7% de 2024, ha abaratado los créditos y potenciado la demanda de compra. Sin embargo, el coste del endeudamiento sigue siendo un factor decisivo.
El acceso al financiamiento, las tasas de interés y la inflación condicionan la toma de decisiones de inversores y promotores. Mientras los grandes fondos aprovechan el entorno de tipos reducidos, el segmento residencial busca soluciones flexibles de renta ante la presión de los precios.
La crisis de vivienda, con más de 3,8 millones de unidades vacías en España, exige modelos de gestión basados en datos y digitalización. La brecha entre oferta y demanda impulsa la rehabilitación y gestión profesional de activos.
En Latam y Asia-Pacífico, el crecimiento de la inversión en residencial y modelos flexibles de ocupación amplía el mapa de destinos de capital. Estas regiones combinan altos retornos con riesgo político y volatilidad cambiaria.
Europa afianza la estabilización de oficinas prime, pero con fuerte énfasis en desarrollos sostenibles. La presión regulatoria y las exigencias ESG guían la renovación de edificios y la construcción de nueva planta.
El universo PropertyTech integra big data, inteligencia artificial y blockchain para simplificar procesos y mejorar la transparencia. Las plataformas globales permiten invertir con montos reducidos y gestionar carteras de forma remota.
Millennials y Gen Z transforman el perfil del inversor inmobiliario: demandan ubicaciones flexibles, servicios digitales integrados y modelos híbridos. Este nuevo público impulsa el coliving y espacios de uso mixto.
De cara a 2027, se espera que la diversificación geográfica y por activos sea clave para mitigar riesgos. Los inversores buscarán equilibrar carteras entre mercados consolidados y regiones emergentes, combinando multifamily, build-to-rent y activos alternativos.
La gestión activa de riesgos políticos y la adopción de criterios ESG se consolidarán como requisitos imprescindibles para acceder a financiación y atraer capital institucional.
En un entorno global marcado por la incertidumbre macroeconómica y política, la inversión inmobiliaria internacional en 2025 ofrece oportunidades únicas para quienes sepan adaptarse.
La clave estará en aprovechar la digitalización, diversificar por tipologías y regiones, y apostar por la sostenibilidad y la inclusión social para generar valor a largo plazo.
Referencias